Quemando etapas. Hay vida más allá de los 6

Va en serio. No estoy preparada para esto. No soy la madre de una preadolescente. Ni de una pre-preadolescente. No todavía.
Al menos eso creo yo, aunque la realidad del día a día se empeñe en darme un ZASCA en toda la boca y decirme: sí, tu Niñagato se hace mayor.

Ella siempre ha sido muy de retar. Muy de tensar la cuerda. Desde los 3 años, desde que la Niñakoala vino al mundo. Así que los continuos tira y afloja nunca los he achacado a la edad, más bien al carácter. Pero cuando salgo de mí y veo la movida desde afuera...Uy, uy, uy! Me tiemblan las canillas

Mi niña mayor, la que está a un mes exacto de acabar el ciclo de infantil en el colegio, esa con la que me empeño en que vea dibujos para niños de su edad (casi 6 años) y no series de adolescentes locas; esa con la que me empeño en que escuche canciones para niños de su edad (esto ni idea como clasificarlas, son las que digo yo y punto) y no Violetta o One Direction; esa a la que llevo al parque a los columpios con niños de su edad y no dejo que vaya sola a casa de otras amigas... Esa que se hace mayor demasiado rápido y con la que me empeño en querer que no sea así.

Por eso me debato entre asumir que crece y sus consecuencias o seguir mimando y prolongando su niñez, para que no queme etapas demasiado rápido. Porque hacemos de los niños preadolescente y adolescentes y cuando ya lo son, los tratamos como niños pequeños. Les buscamos novio o novia ya en la guardería, sin explicarles que significa eso. Les pintamos las uñas, les ponemos la parte de arriba del bikini, les damos dinero para que se compren "sus cosas" y alá!, ya tengo una "chica" y no una niña.

Así que los conflictos, que seguro son propios de la edad, pero que yo sigo empecinada en que son por su carácter, surgen como las setas en otoño. Yo freno la pre-preadolescencia o lo que sea y ella empuja más fuerte.

Por eso estalla la guerra cada mañana: no quiero estas mallas, esa camiseta no pega con este pantalón, ponme zapatos, ponme vestido, por qué tu llevas falda y yo no puedo, déjame en paz, no me mires, no me digas nada, no pienso creerte, eres una mentirosa, voy a cortar esta camiseta si no me la cambias, no quiero este bocadillo, es que no me escuchas que te he dicho mil veces que el pan no me gusta, píntame las uñas porque todas mis amigas las llevan pintadas, quiero hacer una fiesta de pijamas y dormir todos en casa, no es justo, no es justo no es justoooo...

Y si es por la mañana, que suele serlo, a 25 minutos de entrar en el colegio, pues el combate es un cuerpo a cuerpo de gritos: saca lo peor de mí. Algunas veces me controlo, respiro 5 veces y sale mi faceta de mamá-dialogadora. Otras me vence. Y me cabreo más por no saber estar por encima...

Tengo que aprender, porque no estoy preparada. Creo que hablar, hablar y marcar limites claros. Y hablar, hablar. No intentar razonar, pero sí explicar mi postura. Ni idea...

Si tú ya lo has pasado, ¿cómo es la vida más allá de los 6 años?

Si queréis leer más blogs de vida después de los 6 años pincha en Ciclogénesis Implosiva, que los tiene enlazados. Y podéis seguir todas las aventuras en el hastag #hayvidadespuesdelos6